Silajes inoculados para más producción de carne y leche

Hace seis años, esta tecnología apenas tenía una participación del 2 al 3%, pero hoy ya ronda entre el 20 y el 25%; una herramienta clave para aprovechar mejor el forraje

Por Fernando Bertello | LA NACION

Un tractor que compacta un silo inoculado. Foto: FOTOS GENTILEZA BECKER UNDERWOOD

 

Sin pausa, en la producción ganadera se está observando una verdadera revolución: la inoculación de los silajes.

Hace sólo seis años, la inoculación no superaba más del 2 a 3%. Ahora, la historia es otra: se inocula entre un 20 a 25% de los silajes, incluyendo maíz, sorgo, pasturas y cereales de invierno.

"Hoy se inoculan unas 300.000 hectáreas", ilustró Carlos Salvador, presidente de la Comisión de Inoculantes en la Cámara Argentina de Empresas de Nutrición Animal (Caena), y director regional de Becker Underwood Argentina SA.

El dato de este crecimiento es revelador y refleja, de manera directa, la incorporación del silaje en la dieta animal.

"Este crecimiento se debe a la incorporación del silaje como ingrediente de la dieta durante todo el año, con porcentajes crecientes que se encuentran entre el 20 y el 40% de la misma", dijo.

En esta línea, también hubo una simbiosis importante entre el empuje de las empresas de investigación y desarrollo de inoculantes biológicos y "la creciente profesionalización de las empresas de contratistas de ensilados", que pueden observar que su servicio "se ve garantizado" al inocular.

Diversos estudios de investigación, realizados por expertos del Instituto Nacional de Tecnología Agropecuaria (INTA) y la Universidad de Villa María (Córdoba), han dado como resultado que el uso de este producto tiene un impacto importante, con aumentos de la producción de carne del 16 al 22 por ciento y en la producción de leche con subas que van del 6 al 12 por ciento, según recordó Salvador.

¿Por qué es beneficioso el inoculante? Según Salvador, el inoculante permite de forma natural una rápida acidificación del material (descenso de pH) en las primeras horas en que se ha confeccionado el ensilado.

Y esto, en su opinión, significa varias ventajas. Entre otras, explicó, la estabilización del forraje, lo que ayuda minimizar las pérdidas en el proceso del ensilaje.

Además, otra ventaja clave es que se "evitará la proliferación de hongos y la generación de micotoxinas, sustancias tóxicas que afectan la salud del animal y cuyos residuos en los alimentos podrían afectar al consumidor".

También hay que esperar beneficios por el lado de la conservación en el tiempo, un mayor aprovechamiento del silaje por parte de los animales y un mejor valor nutritivo.

El presidente de la Comisión de Inoculantes en Caena dio más detalles. "Además de la rápida reducción del pH, que favorece la pronta estabilización del ensilado, otro parámetro en el cual influye el inoculado es la regulación de la temperatura en el proceso de fermentación láctica, evitando el deterioro del valor nutritivo del ensilado."

Salvador recordó que los inoculantes biológicos, en general, poseen una combinación de bacterias lácticas, como lactobacillus, pediococcus y complejos enzimáticos que, según destacó, favorecen el aprovechamiento de los azúcares de la planta ensilada por parte de estas bacterias en el proceso fermentativo y la digestión del forraje en el animal.

En líneas generales, estos productos se utilizan más en ensilajes de primavera, como alfalfa, pasturas y cereales de invierno, por su bajo contenido de azúcares disponibles para una correcta fermentación.

Pero, en este contexto, Salvador destacó: "Es un error pensar que el ensilado de maíz y sorgo no requiere de la inoculación, ya que extensos trabajos de investigación han demostrado las ventajas del inoculado en estos cultivos forrajeros".

El costo

El costo de la tecnología se cubre por el mayor aumento que se puede conseguir en las producciones de carne y leche.

Precisamente, a esto también se refirió el director regional de Becker Underwood Argentina SA y presidente de la Comisión de Inoculantes en Caena.
"El costo es entre un 2,5 y 3% del costo total del ensilaje [esto es, considerando el cultivo, confección del silo y su protección]", explicó el especialista.

"Si a este costo lo comparamos con los aumentos de producción que generan en carne y leche, el valor es mínimo y con un altísimo retorno de la inversión. A esto se deben agregar los aspectos sanitarios de protección para evitar la producción de micotoxinas", agregó.

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